La prostitución es hoy día una práctica ilegal en muchos países, propia, tanto de ambientes marginales, como de cualquier estrato socioeconómico y relacionada con otras formas de delincuencia. Muchas mujeres y niños son obligados a ejercerla por parte de individuos o bandas criminales organizadas, hasta el punto de que las Naciones Unidas, ya en 1949, promovieron una convención para el control de la prostitución y la lucha contra el tráfico de personas esclavizadas generado a su alrededor, aunque a la fecha no se lleva a cabo el estricto seguimiento a este tipo de actividades.
Aunque la mayoría de las prostitutas son mujeres que ofrecen sus servicios a hombres, también existen prostitutos, que ofrecen sus servicios principalmente a hombres, o a mujeres en menor proporción.
Por otro lado, la prostitución infantil es uno de los hechos que más alarma a la población, ya que durante las últimas décadas se han dado miles de casos de prostitución infantil, convirtiéndose en el destino preferente del turismo sexual.
En algunos países, principalmente del norte de Europa (Holanda y Alemania), la prostitución es un oficio regulado en el que sus trabajadores y trabajadoras pagan sus impuestos y no arrastran una imagen social tan degradada; sus partidarios consideran a las personas que ejercen la prostitución un tipo más de trabajador sexual. Sin embargo, en otros países del mismo entorno, como Suecia, la prostitución se considera una forma de violencia contra las mujeres, y se penaliza a los hombres que las explotan al comprar sus servicios sexuales; en la mayor parte de los casos, las prostitutas son víctimas que requieren ayuda, y se intenta educar al público, pues se considera que la igualdad en el trato hacia ambos géneros (femenino y masculino) continuará siendo inalcanzable mientras haya hombres que compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños, prostituyéndolos.
Y como en muchos países, Colombia no es la excepción, en Medellín, Cartagena y Cali, los casos de aumento de prostitución son alarmantes, específicamente en universitarias, jóvenes que no necesariamente lo hacen por necesidad económica, sino mas bien, por mantener una vida llena de lujos, cirugías estéticas, autos lujosos y hasta apartamentos donde atienden a sus mismos clientes, que generalmente son turistas y altos empresarios.
¿Estaremos dispuestos que en algún momento nuestros hijos sean víctimas de esta situación moral tan degradante? ¿Será que el gobierno a pesar de ver las cifras en aumento de personas que se dedican a estas actividades o peor aún, obligan a niños a ejercer estos actos, actuarán eficazmente en pro de una sociedad más digna, respetable y con mas valores?
muy bueno tu articulo felicidades
ResponderEliminar